Me encontré en tu corazón
un hilo.
Pude dejarlo allí
no seguir su mensaje
no ceder a la senda a que invitaba.
Desde luego no pude ignorarlo.
Primero lo tomé con mi mano
medí su extensión
palpé su consistencia.
Luego lo halé
lo halé con fuerza
lo halé con todas las fuerzas
de las que soy capaz.
Emergió un hombre
atado al otro extremo del hilo
tenía barba
nula cabellera
mirada sorprendida.
Estúpidamente
tardé en percatarme
de que era yo mismo.
Ahora estamos acá afuera
enredados en una madeja inútil
tan arrepentidos.