Volvía de un viaje largo
perdido había sido el tiempo sin nosotros
bajo nuestros pies ansiosos
teníamos pendientes por nacer
kilómetros de asfalto y polvo y fango
toneladas de amaneceres
se almacenaban en el cielo
litros de lluvia y sudor
y el vapor de nuestras palabras sin fin
aguardaban su turno en el aire.
Vernos fue desatar la fuerza de la naturaleza
la avalancha de la piel en la espesura del abrazo
el relámpago de tu pelo obstruyendo al sol sobre mi cara
y la canción de nuestras voces en arrullo
de la cual nacieron nuestros hijos
como un destino irrenunciable.
Mirarte a los ojos es ver un pasado antiguo juntos
y dejarme llevar por el vértigo lunar
de los futuros que esperan.
Como el agua que bebemos del río
el camino que se transita mil veces
nunca es el mismo.
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