Anoche vi tu rostro a través de la memoria
(acaso soñaba)
como un reflejo que vibra en un estanque.
Estabas muerta
(o eras La Muerte).
Más tarde, hoy mismo
transitando los recuerdos futuros
atado a tu mano, caminaba
(como quien avanza por un
bosque
donde los olmos van soltando
sus hojas
que son palabras que caen
de la boca)
y tu rostro surgió frente
a mis ojos
como una flama de aire:
ya
soy el pasado
parecía decirme el agua doble de tu mirada
como un reproche o una súplica.
Mi ansiedad de ti siempre
me jala, afanada,
hacia la melancolía.
Esta es la casa de piel en
la que habito
incendiada tosca hiriente
donde la sangre es una tinta es una tinta es una tinta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario