sábado, 30 de agosto de 2025

El soplo de la vida

Construyo un cuerpo para habitar el amor

voy de la piel al hambre

que es como decir

de la caricia al deseo

otra forma de llamar

al precipicio que nos surge

bien adentro del sueño.

 

Invento una forma para que mi cuerpo

coincida con la sombra de los abedules

una extraña mano diseñada

para agarrar, a veces

la ceniza que flota del volcán

hasta tu cama

y que es como una corta palabra

de la tierra

un verso, quizás, de la tierra

para que nuestros cuerpos choquen

y emulen los suaves tremores.

 

De la lengua a los talones

una arteria que mantenga juntos

tus besos y mis pasos.

 

Yo te convoco, mujer de los dedos plásticos

mujer de ganzúas afelpadas

en lugar de ojos

mujer de pelo que arde siempre

a las tres de la tarde

para que avientes al aire

esta bolsa de ausencias

y postules a la verdad del asfalto

lo que mis ojos callan.

 

Construyo un cuerpo para habitar el amor

mientras te miro

y antes que el cuerpo surja

mi voz ya te nombra

mi augurio ya te llama

para que seas tú quien le dé a este extraño ser

el soplo de la vida.



jueves, 14 de agosto de 2025

Yo os saludo, hermanos

Parásitos de ojos

de tamaño mayor

que la mirada que crean,

voceadores

del fin de los discursos,

auditores del límite del camino

pero no de su destino,

lánguidos inspectores

de tristezas ajenas,

sádicos disputadores

de las mil muertes del símbolo,

habitantes

insatisfechos

de la roca tercera,

parásitos

parásitos que gritan

parásitos que adoran arrancar

de raíz

todas las plantas

para luego tirarlas

olvidarse de ellas

y atreverse a la melancolía,

yo os saludo, hermanos.



martes, 5 de agosto de 2025

La madre levanta la vista

Pero la madre también

retornó ella misma

al plano de la aurora

la aurora negra

la aurora del centro impuro del aire

donde la muerte vive muriendo

donde embriones de tempestades

se revuelcan

densos

en la furia de los días

mira sus manos, la madre

no para entender

pues no hay nada que pueda ser entendido

mira sus manos

como quien mira un precipicio

como quien ve al océano desde un acantilado

y escucha su llamado

y se pregunta

¿por qué yo

por qué mis oídos

pudieron escuchar

las palabras del océano

cómo estas manos obedientes

a su mensaje

remaron hasta la soledad

abisal

donde ahora vivo?

 

Y recrimina

a sus manos

que desde ahora y para siempre

son una parte de la muerte

por qué no pudieron

maldita sea

construir una caricia.

 

Después, la madre

levanta la vista

nos mira

desde el plano de la aurora

y nos pregunta

¿qué vamos a hacer

con esas manos?



Qué planeamos hacer

La niña fue devuelta al plano de la aurora

desde allí nos mira

mientras una lluvia nace en su vientre

nos mira

mientras un sol dorado atraviesa su herida

y al otro lado

ese calor amarillo

hace crecer los nomeolvides.

 

La niña fue devuelta al plano de la aurora

desde allí nos mira

parece preguntarnos

qué planeamos hacer

con las manos de su madre

tan incapaces

de hacer crecer semillas.



Puertas

¿Invento el poema o voy a su encuentro? ¿Y si es el poema el que nos busca?   Tal vez el poema exista desde antes y solo aguarde un ...