El sol está embotellado, cómo no, míralo, allí está:
la botella de cerveza lo aprisiona
entre otoños de cebadas meciéndose aún
entre burbujas.
Y la luna exacta capturada allí,
en el reflejo de la mesa de vidrio.
Nótense los planetas lejanos y cometas
en el brillo malicioso de pupilas
que este azar nos depara,
fugaces en su afán de llegar a casa.
Constelaciones suicidas avanzan por la autopista
dejando estelas de luz, tenue aroma a cigarro.
Melodías también,
halo a tristeza.
Vamos de la mano en medio de esta pandemia desatada.
Eres mi cielo aún.
En tu nebuloso silencio me juego mi suerte
noche a noche.
Ya que usamos tapabocas
que hablen nuestros corazones estelares.
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