Parte del Universo que se mira a sí mismo
y opta por amar.
U odiar.
Decir aquello que a la postre
será la semilla del color:
un simple hombre.
Y al frente un ser de ojos cerrados, que sueña.
¿Qué sueña?
¿Qué vértigo instalado ese caer lento,
esa tenue sonrisa que, dormida,
prefigura la alegría que tendrá el sol en la mañana?
Mujer dormida, silente panorama
que se expande a partir de unos ojos cerrados.
Soy tu feliz testigo.
O tu espía dudoso.
El peligro que te acecha.
O la firmeza que protege.
¿Deberías temer mi vigilia,
el sueño que te ofrece a mí
en esta noche callada?
¿Soy un padre que cuida?
¿Un agazapado asesino?
¿Qué soy,
a esta altura de la noche?
El poema no lo sabe.
Despiertas y me ves.
¿Qué ocurre?
No saber
tiene un nombre.
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