viernes, 12 de enero de 2024

Sonrisa de la salmonella

La salmonella lame paredes de hastío

y aún así arde en ella el fuego de la felicidad.

 

La sombra acuosa de la tristeza

no cabe en células procariotas.

El ADN aún disperso

no alcanza a aburrirse

no se mira a los espejos

ni se hace preguntas.

 

Reptar por los intersticios de las pieles

como gelatinas clandestinas

espías coloides de caricias,

alimentarse y cagar,

reproducirse

para seguir siendo ella misma

SIEMPRE,

e ir avanzando en círculos

hacia la nada.




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