De ventana en ventana me asomo al mundo
y soy el mundo
ojo de plastilina que se moldea viendo
adentro, abajo, profundo
un océano minúsculo calca objetos
un perro que se rasca
un ave que planea
la oruga dudosa
una mujer mirando
el llanto lejano del niño
palabras huecas que se lanzan
para atrapar al tiempo
con el hambre del ser.
Cierro la ventana de mis ojos
y el mundo
afuera
se reduce un poco.
Los soldados del día
quieren herirse unos a otros.
El silencio.
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