[...] y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego,
que se asentaron sobre cada uno de ellos. Hechos 2: 3.
No poder sacar el fuego interno
porque tanto
afuera como adentro
todo arde ya, todo
es llama
todo se consume
en combustión esencial
somos, o la llamarada
del estar ahí
donde sea que
el espacio
abra campo para
nuestra presencia
Saludar en los
pasillos ardiendo
tomar el
colectivo en llamas
dar la mano y
sonreír con dientes flameados
besar en alto fuego,
ardor de los labios apretados
implosión de
las manos en las pieles
espesura de ti,
de mí, fragor constante
y luego el
sueño ardiente
las cortinas de
la habitación refulgen
salta la llama
en el lecho que siempre es mortuorio
que siempre es
el hogar para el sacrificio divino
Antorchas
somos, en zarza ardiente
se nos consume
la vida. Toda escritura
es la sombra de
la flama
toda palabra es dicha por la lengua de fuego
Cortas luces contra
la oscuridad total
de la nada.
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