domingo, 1 de septiembre de 2024

Tu hora

Emoción felina que

sin asomo de ternura,

oculta al juego,

asándose

sutil

ante la hoguera

del vientre embarazado

extrae sus garras desde el fondo del abismo

y araña

y araña

araña hasta que una sangre mana

como diciendo

me has convocado

soy la sangre del vientre embarazado

he sido llamada por la garra del infierno,

hambrienta, felina profecía,

sabes que la muerte acecha

reconcíliate y no luches,

augurio de las sombras.

 

Un poco arriba, la madre se desgarra

el bebé nace

y la madre llora atada al dolor,

ya sin pasado

ilusionada por cumplir el rito,

sin saber

que las garras de lo oscuro yacen desde siempre

en todas las sombras

incluso la que a su vientre ha vaciado

en este llanto espectral de ojos vidriosos.

 

 

Pasan las horas.

 

El niño abre los ojos ya en casa.

Un techo sucio arriba de su cabeza

se cruza entre su alma y el abismo del cielo.

 

Sabe, el niño silencioso,

que llegado el momento

la garra será dueña de su cuerpo

y la sangre manando desde todas las gargantas

que se acoplen a su sed

dirá, con gutural susurro evanescente

aquí me tienes

famélico espectro de la sombra

me has convocado

soy la sangre que mana

en mí cargo la vida

y también la muerte:

bebe de mí,

sacia tu sed antigua.

 

Por lo pronto, el niño mira al techo

y espera

la llegada de tu hora.

 


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