lunes, 30 de diciembre de 2024

Madre oscura

Pensemos por un momento en la estrella 

tan grande es su soledad

que brilla

brilla

para no sentirse sola

las luces del día la piel que se ilumina

por su soledad lejana.

 

Y los agujeros negros, pensemos en ellos

arañas de la sombra

estrellas reflexivas

que han entendido en mala hora

lo que nosotros hacemos con la luz.

 

Agujero negro, madre oscura del alba

protegiendo con celo

sus retoños.



Alimento

La muerte nos ha dejado afuera con nuestro nacimiento

el cuerpo nos fue dado para aprender a recordarla

el silencio absoluto nos desvela

el dolor nos estremece porque la presentimos cerca

la muerte nos ha dejado afuera

ha moldeado nuestro cuerpo alrededor de su vacío.

 

Alzo la vista del poema y te veo mirar la televisión

tan distraída

tan a merced

tan cercana.


¿Hacia dónde va todo aquello que vemos

y que somos?


¿Quién de ello 

se alimenta?



¿Quién es el que enciende los dolores nocturnos?

 La memoria avanza por el bosque

como una alimaña hambrienta

cazadora de vidas se alimenta

de la sangre de sus víctimas

no sabe, ingenua

que cada paso que da es seguido

milimétricamente

por el olvido

que todo lo devora

con un hambre infinita.



Hogares. Esperas

Hay alguien adentro de la muerte

alguien que nos espera a esta hora de la noche

desvelado y melancólico

y se pregunta para qué nos lanzaremos

a la vida

y por qué tardaremos tanto

cada vez

en regresar.

 

Todos nos lloran en la muerte

pero pocos piensan

(nadie, acaso)

en aquellos que se quedan solos

del lado de allá del ser

sentados en el suelo

en un salón enorme

que intuyo oscuro y húmedo

y son abandonados

cuando los otros nacen

y se lanzan a la vida.

 

Hay alguien adentro de la muerte

alguien que nos espera a esta hora de la noche

desvelado y melancólico.



Tras las cortinas

Tal vez fue primero

el ruido en el aire

que la puerta estallando las ventanas.

 

Tal vez las esquirlas del vidrio

al vuelo, como pájaros nocturnos

tan perdidos

fueron primero

que la explosión violenta.

 

Quizás fue primero el grito terrible

que la piel desgarrada.

 

Como círculos concéntricos de hedores

como ondas nefastas de un sol deshilvanado

la pareja cae

y se rompe

 

los dolores de la infancia

de pie tras las cortinas

observando.



Sobre la destrucción del planeta

El ruido de la puerta al cerrarse con fuerza

el estallido nocturno

que se apaga en las ventanas

los reflejos nuestros vibrando en el vidrio

como simios haciendo las muecas del horror

¿fue tu grito (o el mío)

lo que despertó a los vecinos?

¿En qué momento tu llanto se hermanó con la lluvia?

¿Por qué este puño cerrado avanzando

hacia tu rostro

se asemeja tanto

al cometa implacable

que los dinosaurios odiaron?



jueves, 5 de diciembre de 2024

Réquiem por Horacio Warpola

No sé por qué tu muerte me agrieta un poco más de lo normal

no te conocía, Horacio

(te intuía, sí, tenías que existir, eso seguro

me lo dije muchas veces de camino al trabajo

alguien debe haber

que se la juega

que le diseña un hogar o una trampa

-es lo mismo, en últimas-

a las palabras

y allí se queda nombrándolas

para que no estén solas)

 

no sé por qué tu muerte me carcome

un poco más de lo habitual

todo el tiempo la gente anda muriéndose

y a cada rato se nos muere un poeta

o cinco

o veinticinco

por eso debemos ser tantos, me digo

porque más que el silencio

lo que verdaderamente nos acecha es la muerte

 

será porque te fuiste con la edad que tengo ahora

porque de alguna manera te fuiste

con un mundo muy parecido al mío

sepultaste hoy y para siempre los 42 años

que van desde hoy hacia atrás

a un día perdido de 1982 que hoy ha muerto también

con tu muerte

 

será porque fuiste un verdadero poeta

jamás cerraste los ojos así ardieran así

hogueras fugaces secaran hacia adentro lágrimas de hierro

así quemaran tu piel las caricias ausentes

 

será porque de alguna secreta manera entiendo tu muerte

transito los motivos de tu muerte

entiendo que el revés de los lenguajes

finalmente haló con más fuerza que el aire

y en silencio

se fue tragando tu garganta

al canto que hay detrás de bambalinas

de las lejanas galaxias

porque el envés del átomo perdido

el aroma del silicio y su relámpago virtual

decidieron, por fin

volverte el algoritmo

quiero decir, necesitaban tu ritmo

tu cadencia

tu esencia

 

no sé, querido Horacio, poeta cibernético

poeta de los límites poeta dios pero poeta hombre pero poeta máquina

poeta de las cornisas y las risas

no sé, querido Horacio, no sé

 

la desazón me dice que quedaron muchos versos huérfanos

más de 300 sin quién los de-cantara

y muchos caminos inesperados se esfuman

desde hoy y para siempre

adherencias imposibles para quienes no fueran

Horacio Warpola

objetos impensables

por quien no sea

Horacio Warpola

acaso escucho el silencio con el que desaparecen

un susurro hacia afuera de la magia

una implosión inexistente

un sonido ausente

no sé, Horacio, no sé

nos faltarán tus palabras para seguirte nombrando

 

algo de mí y de nosotros se ha ido con tu muerte

algo como una posibilidad un destino

algo como la fe perdida entre las teclas.

  

Fotografías tomadas de la web. Los créditos a quienes correspondan

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