Te fuiste esta mañana.
Un rayo de luz atraviesa la cortina
hiere el suelo de la alcoba.
Nuestro gato lo mira, buscando a Dios
al otro lado del hilo del sol.
Yo sigo acostado en la cama
estoy sepultado:
toneladas de cobijas custodian tu marcha.
Debería arriesgarme a la muerte o al frío
y salir
ir en tu busca
agotar los cafés y las esquinas.
Pero sigo aquí y, ahora
escribo estas palabras.
escribo estas palabras.
Creo que a esto te referías
cuando esta mañana me gritabas.
cuando esta mañana me gritabas.
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