martes, 26 de septiembre de 2023

Lenguajes

Hay estertores del diablo salpicando

las paredes grises de este manicomio 

mío

o corazón mío

o mío amor.

 

Entre bufidos y coces, algo me dice

no le escucho

no quiero escucharle

pero mis manos aprietan al aire

tal vez practiquen para futuros dramas.

 

Lo extraño del asunto es que dialogan

la garganta tullida de mi diablo, rojo

-o arrebolado-

con tus sutiles cantarinas griterías

que salen de tus ojos cerrados

como gruesos lagrimones aceitando

aún

tiernas

tragedias.

 

Han de ser tus ángeles niñas

blancas y sutiles harpías

que alimentan desengaños.

 

Oh, agrieras sutiles del amor

cómo viviros sin claudicar a los periódicos.

 

Durmamos, mejor,

y habitemos

mansamente

este silencio que surge

entre las sábanas.




jueves, 14 de septiembre de 2023

El teléfono no timbra

Aquí parado todavía 

-marco tallado sobre el vientre

y fríos dientes- miro

casi escondido en este ventanal oscuro

que aún vibra tras los ojos.

 

Ventanal oculto,

la luz parece gemir mientras el día avanza.

Los niños juegan a esta hora

y el sol en ellos es sonrisa.

La mirada verde del gato que me espía,

la felicidad rotunda de la ciudad

entregada hacia la tarde.

Avanzan señoritas

taladrando el aire con jazmines.

Pero mis manos marcan sudorosas

la duración de los presentimientos,

el teléfono no suena casi nunca

y a esta hora su silencio atraviesa

invisible

mis oídos.

Cómo es tu voz cuando no me hablas.

Cuál es el sonido

de tu exacta ausencia en el aire.

Pero si tu voz allá, a lo lejos, lejos

de este ventanal oculto, o cuchillo en el aire,

serpentea el día hacia otros oídos

y dice otras palabras para mustias pasiones

y enciende la piel

y humecta los nervios

y el vientre le entibia

a algún otro ser que yo presiento; 

si todo eso ocurre,

porqué el mundo no acaba

cuál es el mensaje 

de que dure la tarde.




lunes, 4 de septiembre de 2023

Silencio. Todo en orden


La pastilla o el amanecer mojado.

Las gotículas milagro rebanando el aire

(milimétrico).

Asomarse a la ventana y ver llover

y al fondo un sol ya muerto hace milenios

que sigue regalándonos sus haces de luz

como limosna existencial.

 

Bajarse con el vaso de agua la pastilla de la calma,

salpicarse el alma de serotonina

y con serotonina enjuagarse lóbulos callados

y embutir serotonina en la aracnoides.

 

Este paisaje bello del amanecer lloviendo

¿por qué es bello?

¿Será real el suspiro -mecánico- del pecho?

¿Será verdad la parsimonia del rocío?

 

Para dejar de preguntar

bajarnos la otra dosis.

 

Silencio. Todo en orden




Puertas

¿Invento el poema o voy a su encuentro? ¿Y si es el poema el que nos busca?   Tal vez el poema exista desde antes y solo aguarde un ...