Pero la sorpresa me golpea la frente
como el viento súbito de octubre
andaba en tu busca y fui yo el hallado
una mano me roza la espalda
como un ave que aterriza en el árbol
en mi espalda el nido de tu mano
fui yo el hallado
giro, desde luego y te encuentro
y nuestros ojos se dicen sin decirlo
hemos llegado al calor
de esta mirada
y nuestras pieles se dicen sin decirlo
hemos llegado al calor
de este abrazo
y nuestros labios y nuestros dedos
hasta que todo lo que somos son las voces.
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