La conclusión vino a mí, clara y terrible.
Fue simple:
intenté tomar mi mano
con mi mano.
Atrapar una mano (cualquiera)
con la misma mano.
Lo más que logré fue doblar hacia adentro
algún dedo
o mal cubrir las falanges
con la palma.
La mano no puede agarrarse a sí misma
y cuando lo intenta
solo aprieta
el vacío.
La conclusión vino a mí, clara y terrible.