Se alarga y perdura
dentro de
mi ojo
el suave brillo
con el que te marchas
se alarga
días enteros
semanas
meses
años
hasta que
el centro del ojo queda teñido
de tu
ausencia.
Así, siento
yo al mirar hacia todas las cosas
una presencia
previa
que palpita.
Al mirar la
nube alta
al mirar la
lluvia que insiste con su mensaje de agua
al mirar
al sol con su orgullo temporal
(que se
va agotando día tras día
como un
grifo abierto donde la luz se derrama)
aparece el
rumor de que no estás a mi lado.
Ese rumor
me acompaña
en
casi
absoluto
silencio
aguardando
su turno
como nos
acompaña a todos
la muerte.
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