miércoles, 30 de marzo de 2022

Una clase

 Directo al fulgor del ego la flecha del sol.

 

Pero antes de iluminar la diana

ya había nacido adentro

del corazón oculto del maestro

el mismo hálito de luz

desde la misma estrella.

 

En ese corazón a oscuras

ya el sol

sentía la nostalgia de sus propios rayos.

 

El maestro saludó al grupo,

paseó sus ojos por los rostros

adormilados de los jóvenes,

fue construyendo en ellos

el crepúsculo,

habitaron el abrazo del sol,

la reconciliación del sol

en el centro oculto del corazón del maestro,

que, por momentos,

daba el mismo latir para todos.

 

Fue un destello apenas:

la verdad.

 

Terminada la clase,

la noche cerrada helaba la avenida

pero nadie sintió frío.



miércoles, 23 de marzo de 2022

La ciudad Invencible, de Fernanda Trías

Fernanda Trías tiene una prosa poderosa. Sus historias aparentan ser simples, pero la complejidad salta de pronto a la vuelta de la página y nos atrapa y nos asfixia un poco. Luego nos suelta, nos acaricia y vuelve a su rostro de simpleza. Si hago bien los cálculos, las historias narradas transcurren en la época en la que yo viví también en Argentina. Su descripción de la ciudad es impecable, me trasladó a muchísimos lugares emocionales que creía perdidos en mi memoria. La ciudad invencible sigue en mí. Emerge cada tanto como aquellas ruinas cubiertas por la marea durante extensos periodos del año y que durante algunos días, cuando la marea baja, ofrecen nuevamente su rostro, con su pompa extinta, y la nostalgia vuelve a guarecerse en sus paredes.


sábado, 19 de marzo de 2022

Hombres

Aquella vez regresaste

sudoroso y feliz,

con un bolso de señora

agarrado con ambas manos,

como si fuera

un animal que intenta huir.

 

Lo robaste en la avenida.

 

Todos lo supimos en la cuadra

y varios te admiraron.

Yo sentí cómo el vértigo

me traía los mensajes oscuros.

Carlitos, quien te acompañó,

lloraba, nervioso.

 

Una mujer regresó a su casa

desolada.

Tal vez otros niños, como nosotros,

no cenaron esa noche.

 

No obstante,

habíamos creado algo

real

en el mundo:

éramos

algo así

como

hombres.

viernes, 18 de marzo de 2022

Reflexión

Surjo de los átomos del aire

(como si la fisión nuclear

que amenaza las edades de retiro,

agazapada en el Hogar Presidencial,

hubiera quebrado un poco lo real

y me hubiera filtrado yo

-humedad-

por entre los átomos del aire).

 

Acá estoy,

concreto y real como un sueño.

 

Sentado en este confín del lenguaje

ando feliz contemplando el océano

porque lo profundo nos llama

(allí reside la muerte

única dueña de todos los mensajes).

 

En este contemplar surjo de nuevo

hacia adentro de los átomos del aire.

He visto abrir un hueco en la realidad:

soy yo viéndome contemplar el océano.

 

Somos dos ahora,

humanidad.


Puertas

¿Invento el poema o voy a su encuentro? ¿Y si es el poema el que nos busca?   Tal vez el poema exista desde antes y solo aguarde un ...