lunes, 29 de agosto de 2022

Cucaracha

Reencuentro (cucaracha I)

Esta cucaracha ha sonreído a la mañana

helada del invierno,

con sonrisa prehistórica y preadánica,

antes del verbo y de la carne y antes del relato.

 

Su sonrisa de antenas o saetas requisando al aire sospechoso

de debajo de la nevera

viene de la época en la que algunas nostalgias

que ahora entristecen el vuelo de los pájaros

(su cadencia y su sombra),

ya existían.

 

Cucaracha intemporal

que me miras con mirada miope de insecto,

sonrío contigo, te comprendo (y sí),

tienes razón en esta mañana templada de domingo.

 

 

Miradas (cucaracha II)

Pero observo, claro que lo observo,

que toda la ternura le fue arrebatada

a la cucaracha miope.

Aún así, sin la ternura

ella ha sabido escudriñar los rincones

desamparados

de todas las cocinas

lamiendo con rigor

nuestras negligencias.

 

Va por ahí, la cucaracha miope.

Nuestras miradas se cruzan y algo se dicen,

en una lengua tan antigua,

que no comprendo su mensaje.

¿Será la muerte -que revisa calendarios, mira la hora, fuma-

mi muerte, pues,

la misma tuya?

 

Hermana mía en la muerte

quiero entender

qué se dicen nuestras miradas,

esas, que trazan dos líneas antiquísimas

que vienen de cuando el pasado era joven

y hoy se cruzan en la cocina de mi casa.

Cucaracha esperanzada y sonriente

¿qué te dicen mis ojos?

¿En ellos ves, tal vez,

la misma sombra que te sigue?

 

 

 

Las metáforas (cucaracha III)

Cucaracha de mi cocina,

que en la noche acudes

a lamer gotas que ignoro,

donde la sopa del almuerzo,

en el milagro del agua,

ha descendido bajo la alacena

y allí, furtiva, ha aguardado

tus lengüetazos voluptuosos.

 

Cucaracha que sonríes a la mañana,

quiero decirte

que tu vida, de repente,

me resulta relevante,

de repente, me parece importante,

de un momento a otro

se me ha vuelto trascendental.

 

Vive, cucaracha del domingo

ve a parir y cuenta la historia de este encuentro

como desde tiempos inmemoriales

se han transmitido las metáforas.

 

 

 

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